lunes, 31 de agosto de 2015

Cadenas Carmesí - Capítulo 1

Capítulo 1
Manos Manchadas

Ya muchas veces he tenido que ocultar
lo que yo soy en realidad
Lo tengo que callar y debo pretender
ser alguien que ya no soy.

Mi anterior mirar tan llena de bondad
ahora vislumbra crueldad
Debo vivir con esta carga
en el interior



Caminando de regreso a casa, un prematuro grupo de copos de nieve empezó a caer sobre él: era la primera nevada del año, y se alegró de haber tomado el abrigo de su primo el día anterior; pues había ido de visita a su casa. Le quedaba algo grande y holgado, pero era mejor que nada. En su camino no se topó con nadie, cosa que le resultaba muy extraña estando él acostumbrado al bullicio de los muchachos que vivían en su vecindario, pero ese día era diferente, ninguna persona se encontraba fuera de su casa o negocio, todos se resguardaban de la nieve que lentamente cobraba fuerza impulsada por un crudo viento invernal. Un escalofrío recorrió la espalda de Lance, quien por un segundo, tuvo la sensación de que la tenue luz de la luna que se comenzaba a alzar poco a poco en el cielo nocturno alumbraba todas las inertes figuras del sigiloso pueblo...a excepción de él. ¿Era acaso un castigo prematuro por lo que había hecho? No tenía justificaciones válidas ante lo sucedido. Le fue imposible controlar su ira, y la desahogó clavando profundamente la navaja que siempre llevaba en su bolsillo en el cuello del muchacho. Lo había hecho de una manera sádica, despiadada, feroz, salvaje... no se reconocía a sí mismo, era completamente opuesto a su verdadera naturaleza; pero la cólera que le provocaron las palabras de su "amigo", lo habían hecho desatar la bestia que residía en su interior. Podrían meterse con quien sea y tampoco le importaba que lo maltratasen; pero nadie podía juzgar ni hablar mal de su amada y salir vivo de ello. El aroma a sangre fresca que emanaba de la herida entreabierta lo hacía sentirse vivo, pero también sabía que lo que estaba haciendo no era correcto, y su parte humana se sentía cruel y despiadada. Así mismo, estaba consciente de que esa herida sería más que suficiente para que los rumores corrieran y le dieran el título de asesino, aunque su intención no fuera del todo mala. Más... eso no le importó, sólo quería liquidar a ese engendro de la manera más atroz y brutal que le fuese posible. El muchacho había logrado pronunciar unas últimas palabras antes de que su respiración se cortara y su corazón se detuviera completamente: "Nunca te perdonará lo que has hecho".

Mientras se encontraba navegando en sus culpables pensamientos, Lance no se percató de que su casa estaba ya muy cerca, pero a unos cuantos metros de la entrada, un grupo de jóvenes se encontraba charlando casi en susurros, como si temieran ser escuchados o descubiertos por algo o alguien. Él continuó caminando a paso lento pero constante, recorriendo despaciosamente cada uno de los cuerpos que conformaban aquel perímetro de susurros con sus ojos dorados llenos de incertidumbre. Cuando finalmente estuvo a escasos centímetros del círculo que formaban los muchachos, buscó con la mirada a Natzira, pero no estaba por ahí. Por dentro se sintió aliviado, pero no pudo evitar dejar salir un suspiro de frustración. Torció el gesto y miró al cielo que aún estaba cubierto de nubes oscuras, preguntándose si podría explicarle a Natzira lo que en realidad sucedió, sin que ella lo odiara o deseara matarlo con sus propias manos. Apretó la mandíbula y disimuladamente retiró una de sus manos del bolsillo de su abrigo, contemplándola por unos momentos; la sangre ya se había secado y la navaja seguía dentro de su prenda, ¿Por qué no se había deshecho de ella si sólo serviría para recordarle su impulso asesino? De un momento a otro, su expresión se tornó demasiado tensa. Su amigo Ronove, el único testigo, tampoco había regresado ¿Lo delataría? Claro...quién no lo haría después de presenciar un asesinato de esa índole justo frente a sus ojos. Prácticamente, sus días estaban contados, pero eso no le importaba demasiado, lo único que deseaba era no ser odiado por la persona que más amaba, y la única a la que había amado durante toda su vida. Se dio cuenta de que sus manos habían empezado a temblar, y no era por el frío. Se negaba a aceptarlo, a creer que lo que había ocurrido era real, quiso pensar que todo era una horrible pesadilla de la que despertaría al darse un pellizco o una mordida en la mano. Él no era un asesino, al menos no con esa intención.

Se exaltó al sentir una mano fría y tensa en su hombro acompañada de un "¿Cómo estás, Lance? Se te ve muy alterado desde entonces...". Esta última palabra había sido pronunciada con un tono cínico, enfermo… ¿Para qué resaltó con ese tono de voz la palabra "entonces"?. Lentamente giró su cabeza hasta voltearse por completo y mirar al extraño personaje que se encontraba cubriéndole la espalda como una penumbra en un callejón lóbrego y sin salida... 

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