jueves, 21 de enero de 2010

Täiteah


Täiteah penetró en el claro.Los remolinos de hojas otoñales se congelaban en la nieve fangosa bajo sus pies. Abrió sus ojos, recogiendo pequeñas partículas de luz, y se incorporó. La oscuridad no le afectaba, puesto que sus ojos de habían acostumbrado a un oscuro sueño eterno.

En su cabeza retumbaba la misma palabra desde hace tanto tiempo: "Continuar"

Olvidada como un pedazo de papel arrugado, ya no había tiempo para decirlo una vez más.La inminente muerte había hecho que todo cuanto anheló se fuera más rapido que el chasquido de sus dedos. Que cómico resulta el decir que lo extrañaba hoy más que ayer, y mañana más que siempre...que trágico sonaba el chillido del viento penetrando entre las hojas de los árboles de aquel enorme jardín de ensueño de día, y de catacumbas y lúgubres pesadillas de noche.
Y pensar que ayer él estaba allí, mirándola con la fiereza de sus ojos inundados de apasionante melancolía, como esperando escuchar de sus pálidos labios una palabra que le hiciera una idea de todo el remolino de absurdos e inimaginables sentimientos que rebozaban del corazón al resto de su cuerpo al momento de pronunciar el nombre de aquel hombre, pensar en su rostro, sentir una caricia de sus labios o el contacto de su perfecta , mística y pálida piel...Le arrebataron al ser que la hacía tan feliz en cada momento con sólo mirarle... fue entonces que dejó de creer, que dejó de sentir, que fingió no pensar, que se olvidó de amar,que intentó desaparecer, que temió continuar ; ya no había razón para seguir viviendo, para seguir sintiendo. Su piel era más fría que el hielo, y su corazón más duro que la piedra...

Las memorias la siguen acosando cada noche a su débil mente, lastimando su suplicante alma, dominando el inconciente y haciéndola recordarlo cada segundo de su vida vacía.

-Ya no se puede continuar.-musitó.

Y cerró sus ojos para el resto de la eternidad.