Ella se marchó
¿Quién era ella? Pregunta una nube. La tierra contesta era la chica que con gran tristeza pasaba y hacia que las flores se marchitasen con tanto fulgor. Ella era la que gemía con furor por su dolor, pero ni una sola lágrima por su rostro pasó. Siempre nos preguntábamos si es que sus lágrimas fenecieron o sus ojos no lo lograban hacer... A veces en un instante parecía florecer en ella una pequeña sonrisa, pero todo era una irrealidad de débil cristal. En un instante todos sus recuerdos la inundaban y su dolor aparecía vehementemente, acabándola con un solo golpe. Diariamente ella caminaba sin rumbo y sin dirección, perdida por el sentido que ya no existía en ella.
Su cordura se marchó en el momento en que todo iba de mal en peor. Sus ojos eran como un abismo profundo e infinito, su voz tan quebrantada que no se lograban distinguir sus palabras, su olfato no existía y no mostraba repudio cualquiera por la pestilencia que con ella transitaba. Ya nada le importaba. Una vez con dificultad le oí decir que ella había vivido solo por amarle, y que todo lo demás era polvo y aire; pero su amor se extinguió por tanto dolor, amargura y nostalgia. Ella intentó luchar, pero la tempestad acabo destruyéndola.
Vegetaba sin nada que la acompañase, era como un zombie. No había nada para ella. La clemencia invadió a todos, su tristeza sólo provocaba más tristeza, su mirada vacía; nada más que desolación. Se caía con el soplo del viento, con el tropezón de una hoja, nada le mantenía en pie. Todos especulaban; "¿porqué no acaba con ella?", ya le vio sufrir, ya fue su marioneta y sin piedad la destrozó.
Llegó el día en que ella no despertó para seguir su rutina que era tan tétrica. Todos pensamos que por fin se había apiadado de ella y que la había dejado ir...
¿Que fué de ella? ...
¿Quién era ella? Pregunta una nube. La tierra contesta era la chica que con gran tristeza pasaba y hacia que las flores se marchitasen con tanto fulgor. Ella era la que gemía con furor por su dolor, pero ni una sola lágrima por su rostro pasó. Siempre nos preguntábamos si es que sus lágrimas fenecieron o sus ojos no lo lograban hacer... A veces en un instante parecía florecer en ella una pequeña sonrisa, pero todo era una irrealidad de débil cristal. En un instante todos sus recuerdos la inundaban y su dolor aparecía vehementemente, acabándola con un solo golpe. Diariamente ella caminaba sin rumbo y sin dirección, perdida por el sentido que ya no existía en ella.
Su cordura se marchó en el momento en que todo iba de mal en peor. Sus ojos eran como un abismo profundo e infinito, su voz tan quebrantada que no se lograban distinguir sus palabras, su olfato no existía y no mostraba repudio cualquiera por la pestilencia que con ella transitaba. Ya nada le importaba. Una vez con dificultad le oí decir que ella había vivido solo por amarle, y que todo lo demás era polvo y aire; pero su amor se extinguió por tanto dolor, amargura y nostalgia. Ella intentó luchar, pero la tempestad acabo destruyéndola.
Vegetaba sin nada que la acompañase, era como un zombie. No había nada para ella. La clemencia invadió a todos, su tristeza sólo provocaba más tristeza, su mirada vacía; nada más que desolación. Se caía con el soplo del viento, con el tropezón de una hoja, nada le mantenía en pie. Todos especulaban; "¿porqué no acaba con ella?", ya le vio sufrir, ya fue su marioneta y sin piedad la destrozó.
Llegó el día en que ella no despertó para seguir su rutina que era tan tétrica. Todos pensamos que por fin se había apiadado de ella y que la había dejado ir...
¿Que fué de ella? ...
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