Hubo una noche
Un instante en que el tiempo se congeló
Que no existía nada más que nuestras almas
Unificándose sin saberlo
Deseándose sin decirlo a plena voz.
Tu aliento recorriendo mi cuello
Mis manos tocando tu rostro
Nuestros labios sedientos, buscándose
llegaron a encontrarse
Calmando ese deseo
de tenerse por siempre
Apenas se separaban y ya nos extrañábamos
Aquella noche fría
En que el tiempo no era tiempo
Y no existía el universo
Te pedí lanzarte al vacío
Hoy seguimos cayendo,
durmiendo profundamente
Entrelazándonos más
Haciándonos uno
Suplicando por más
Que este sueño no termine
Quedarnos dormidos para siempre
Siempre es poco tiempo...
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