-Maldita sea, debí
suponer que el bar no abriría hoy
El sol desde hacía ya
mucho rato se había ocultado, y los faroles que iluminaban con una tenue luz
blanquecina aquella calle, un poco solitaria y ajena al ajetreo urbano de la
parte céntrica de la ciudad, comenzaron a encenderse uno por uno. Ronove
caminaba con desgane y sin rumbo fijo, ya que, por ser día festivo, el bar que
comúnmente frecuentaba los fines de semana se encontraba cerrado. No era usual
en él andar a pie, pero debido a que había tenido un “pequeño” accidente en su
moto, tuvo que enviarla a reparar al taller perteneciente a uno de sus
compañeros de copas, por lo que tardarían, tal vez, un par de días en
entregársela plenamente repuesta. ¡En serio! ¡Ese árbol había salido de la nada!
Él podía conducir perfectamente bien estando ebrio, o eso creía hasta el día
que quedó incrustado en aquel árbol que según él se atravesó en su camino por
arte de magia.
No tenía ningún otro
plan para ese fin de semana, por lo tanto acudió a la opción de buscar alguna
“presa” para pasársela divertido en su casa o en algún motel, lo que fuera,
pero no tenía contemplado quedarse sentado mirando la televisión sin hacer nada
un sábado por la noche, no era para nada su estilo. Comenzó a caminar por una
calle un poco más concurrida, había uno que otro negocio abierto; pero nada que
fuera de su interés. Se detuvo unos momentos frente a un negocio que parecía no
estar para nada animado, y sin tomarse siquiera la molestia de mirarlo con más
detalle tanto por dentro como por fuera, deslizó su mano dentro de uno de los
bolsillos de su chaqueta para sacar su móvil y mirar la hora… 10:15pm, debía
apresurarse y prender la mecha de la acción antes de que se hiciera más tarde y
todos los locales y tiendas cerraran, sino, no podría encontrar a nadie con
quien pasar una buena noche .
Unos agudos grititos
llamaron su atención, por lo que volvió su mirada hacia la entrada del local,
que para su sorpresa, se trataba de un café. Un grupo de chicas que charlaban
bulliciosamente al tiempo que reían como maniáticas salían del negocio.
Obviamente, una sonrisita pícara se dibujó en los labios de Ronove al tiempo
que miraba a las chicas de arriba abajo… sí, estaban “buenas”, pero no era
exactamente lo que él estaba buscando. Las cuatro chicas que conformaban el
pequeño grupito, tenían el cabello más arriba del cuello, con un flequillo de
lado, adornado mechas rosas y rojas. Él odiaba el cabello corto.
Sin embargo, esto no
lo detuvo, si algo así había salido de allí… seguramente habría cosas más
interesantes adentro. Desde luego, preferiría una buena copa de vodka a una
taza de café un sábado en la noche…pero, peor era nada. Después de todo, ya
tenía muy en claro su propósito, así que sin más preámbulos, se dirigió a la
entrada del café, no sin antes dedicarles un guiño pícaro y una sonrisa
seductora a las chicas que dieron gritos aún más agudos y ensordecedores
después de mirar la acción de Ronove.
El lugar, por dentro,
no era muy lejano a lo que él había imaginado. Se sentía una atmósfera; que más
que aburrida, era deprimente. Había pocas mesas ocupadas, y lo peor… alrededor
de ellas se encontraban sentados un montón de ancianos jugando dominó mientras
bebían café y hablaban entre balbuceos. Sólo contempló dos parejas que habían
escogido unas mesas ubicadas casi al final, en lo más recóndito del local… bien
podía ir y tomar el lugar de alguno de los pelmazos que intentaban de manera
ardua sacar una interesante conversación para mantener entretenidas a las
chicas que los acompañaban, las cuales daban uno que otro bostezo mientras
jugueteaban con las servilletas o moviendo en círculos las tazas de café. En un
lugar como ese, no era extraño que mantuvieran aquel semblante deprimente…pero
para su mala suerte, a Ronove no le llamaron la más mínima atención, no
lograron ni siquiera desatar un pequeño indicio de excitación en su cuerpo.
Descartó inmediatamente la opción de ser un bastardo roba-mujeres esa noche,
por lo que simplemente atinó a tumbarse en una de las sillas de aluminio con uniones
de acero inoxidable que abundaban en la cafetería. Se acercó a la pequeña mesa
redondeada que había al frente, arrastrando ruidosamente la silla hasta estar
lo suficientemente cerca para recargar una de sus mejillas sobre el tablero de
madera barnizada. Soltó un largo suspiro, le parecía increíble que él, estuviese aburrido y haciendo nada un fin de semana por la noche. Ya
estaba allí, no podía dejar que creyeran que era sólo un vago en busca de algún
sitio dónde le dieran hospedaje, por lo que, por más patético que se
sintiera…tendría que pedir algo del menú. Levantó un poco la cabeza, y miró en
el centro de la mesa un pequeño menú desplegable de papel plastificado. Lo tomó
perezosamente, recorriéndolo rápidamente con la vista… la verdad es que no
estaba leyéndolo minuciosamente, no le interesaba en absoluto lo que pudiesen
ofrecer allí, por lo que pediría un expreso muy cargado, sólo por esa noche
compensaría la falta de alcohol consumiendo una excesiva cantidad de cafeína.
Al reincorporarse completamente para llamar a alguna camarera que tomase su
pedido, comenzó a sentirse inusitadamente ansioso… una sensación que le hizo
volver la mirada hacia el lugar contrario en dónde posaba sus ojos en busca de
alguien que pudiera atenderlo. La pícara sonrisa de satisfacción que era ya tan
típica en él se dibujó en su rostro. Por fin, había encontrado lo que buscaba.
---
Quizá escriba parte 2, escribí esto randomente para no oxidarme tanto. Tal vez pueda tener contenido +18 más adelante, quién sabe xd si gustan sugerirme a alguno de sus OC's para incluirlo, lo haré con gusto, necesito inspiración, aquí incluyo sólo a mi OC Ronove Rousseau. Saludos.