sábado, 28 de julio de 2012

Cuando llegue el último otoño


C

No había sido el primer otoño, pero en algún momento había considerado recordarlo de esa manera.
Ahora todo parecía tan lejano, como si se hubiese tratado del eco de alguna vida pasada o el recuerdo evanescente de un cuento que solían contarme en la niñez. Poco a poco los interminables caminos de oro comenzaban a revelar las baldosas inanimadas que aquellas mentiras doradas trataban de cubrir. Las hogueras que prometían arder para siempre sucumbían naturalmente por el paso del tiempo (como todas las promesas) dejando al desnudo las ramas vacías que ya no encontraban sentido en su existencia y se resignaban a servir a la voluntad del viento.

Los días cada vez más cortos se hacían cada vez más largos cuando me confinaba a la claustrofóbica soledad de mi habitación, tratando de encontrar rastros de aquella estación que paulatinamente se escondía tras el horizonte de ese cielo familiarmente gris. Mientras las aves preparaban sus alas para volar hacia nuevas tierras yo hundía mi rostro en la almohada y emprendía viajes en busca de vestigios de sus secretos nicotinados o de sus suspiros cálidos, más reminiscentes a la primavera que al otoño.  Pero aquellas búsquedas eran inútiles, después de todo eran santos griales que solo habían existido en mi imaginación. Debía conformarme con llenar mis pulmones del aliento helado del invierno, sentir cada una de las agujas cristalinas atravesando mi nariz, clavándose en mis pulmones, borrando mi memoria.

La época más fría del año había irrumpido antes de lo esperado, adelantándose a su solsticio... y yo era la única que se había dado cuenta.

Sin embargo ni las bajas temperaturas, ni las noches más largas me preocupaban tanto como la idea que seguía rondando mi mente; para el otoño era otro año, igual a los anteriores, irrelevante, motivado por la obligación moral de prepararnos a nosotros, a mí, el resto de los mortales, para un invierno inevitable.

Quisiera pensar que fue un poco más que eso...

Cambios



La imagen no tiene nada que ver pero.. ¡awwww!  

Leo y releo viejos escritos, viejas hojas de un diario ya gastado y andrajoso que ha sido testigo de tantas tristezas, tantas alegrías, tantas risas y tantas lágrimas… un diario que esconde recónditamente entre el polvo de sus páginas un sinfín de momentos felices y dificultades que tuve que enfrentar a lo largo de estos quizá 4 años… desde el último momento que escribí algunas palabras sobre estas hojas húmedas y gastadas. Es gracioso, me parece realmente irónico que la misma persona que escribió tantas cosas estúpidas y deprimentes, que la persona que se hacía una víctima por asuntos simples y triviales, sea la misma que está escribiendo ahora, con una sonrisa cansina al recordar todo lo que solía ser, y en lo que se ha convertido ahora. La manera en que me obsesionaba por algo que no me dejaría nada de provecho me causa ligera gracia, sin embargo no puedo hacerle feo, ya que gracias a eso, aunque suene muy cliché y tremendamente trillado, es por lo que me convertí en lo que soy ahora.

Aún soy tremendamente infantil, sangrona, quizá me eh vuelto más fría y un poco arrogante a veces. Soy muy cobarde en bastantes sentidos y eh ido desarrollando un odio inconmensurable hacia la humanidad casi en su totalidad… sin embargo, creo que pese a todo, maduré. Maduré quizá no físicamente (estúpida y sensual jeta de niña que me cargo), pero sí mentalmente y aunque no lo parezca. Grandes aspectos de mi mentalidad, antes cerrada y temerosa, cambiaron en cuestión de un año o quizá menos. Tuve que soportar algunos porrazos, pero nada que otras personas tampoco hayan experimentado. Me volví más o menos fuerte, y probé varios tragos agridulces a cortesía de la vida. Quizá aún soy débil, y necesito cambiar todavía muchísimas cosas que me afectan, pero por ahora siento que voy por el sendero correcto. Tengo que agradecerles esto a bastantes personas… de las cuáles no diré su nombre públicamente y mejor se los digo cara a cara jajaja. Ya saben, un poquito de flojera de andar haciendo dedicatorias.

Muchas personas salieron de mi vida (para bien), otras entraron y me ayudaron, sin darse cuenta, a cambiar muchos aspectos de mi forma de ser. Me hicieron desear superarme como persona, como artista, como escritora… y siento que puedo dar más, y lo haré gracias a la motivación que me brindaron. Sin embargo su apoyo es apenas un empujoncito al inicio del camino, lo demás va por mi cuenta, ya que algo que aprendí durante este lapso de tiempo, es que jamás debes dejar que alguien se convierta en tu TODO, porque cuando ese TODO se vaya, te quedarás sin NADA. No confíes plenamente en nadie, no te hagas dependiente de nadie, ni tampoco dejes que tu felicidad dependa de los demás, porque al final del camino, al único que tendrás será a ti mismo. Valiosa lección, ¿Eh? Lástima que la aprendí por las malas y por ser pendeja, pero bueno… es inútil llorar ya sobre la leche derramada, la lección me quedó y es lo que cuenta. Quisiera decir que no volveré a hacer burradas, pero sería mentirme a mí misma ya que sí voy a volver a hacerlo sin darme cuenta jajaja. Aunque en fin, bien sabido es que de los errores se aprende y ahora me consta.

Eh cambiado, mi mentalidad ha cambiado, mi forma de ser y pensar ha cambiado también… y muchas cosas seguirán cambiando en mí… eso es seguro. Sin embargo ya no temeré a esos cambios, porque ahora ya tengo bien presente que todo cambia, y nada permanece. Pero no todos los cambios son malos… y algunos son necesarios. Así que sólo me resta recibirlos con los brazos abiertos. Prometo recuperar este blog y subir material constantemente… no los decepcionaré. Buenas vibras para todos